Próxima estación...¡Primavera!

Me muero de ganas de que llegue. Sobre todo porque este invierno se me hizo super largo, tan y más pesado que aquellos interminables ocho meses de frío y oscuridad que se padecen cada año en Inglaterra.

Ayer, mirando distraída desde la ventana del mono, me di cuenta que no estaba alucinando. De veras, ya llega.

Después de un fin de semana de casi 30 grados y una humedad de novela era difícil no pensar que todo había sido un espejismo y que el frío nos volvería a sorprender en cualquier momento. De hecho puede hacerlo cuando le dé la gana pero hay algo que es infalible para confirmar la venida del calorcito: los brotes de verde nuevo, verde virgen, que surgen de los árboles como por arte de magia.

Tengo un fresno frente al edificio que ahora es mi casa. Tan alto y tan lindo como los dos que me acompañaron (y todavía me sonríen cuando paso de visita!) en la casa de mis padres. Les tengo cariño, son árboles nobles, para nada retorcidos, que de golpe hacen de las suyas con raíces inquietas que pueden levantar veredas pero que tanto gusto dan en verano con su sombra que apacigüa, calma... Pasé horas espiándolos crecer desde mi terraza y otras tantas mirando sus hojas caer cuando alguna vez desde la "cama grande" de mis viejos me quejé de paperas o varicela.

Por eso me dió gusto darme cuenta que este fresno, MI nuevo fresno, está todo brotado. Listo, preparado, ya! para la llegada de la primavera. Encaminándose para ser todo copa y para danzar al ritmo de los vientitos cálidos que animaran las tardes pronto, porque ahora sí, no falta nada, en unos días llega.

La primavera está a la vuelta de la esquina y espero que con ella aparezcan el ánimo, el humor y alguna que otra cosa buena!