domingo, febrero 14, 2010

Feliz San Valentín!


Porque si, porque uno siempre quiere a alguien...

lunes, febrero 08, 2010

A la nena de la casa...


Natum cayó en casa de mis viejos, la que era mi casa hasta entonces, cuando yo pasaba mis días en Londres.

La novedad era que mi Whisky tenía compañera de aveturas: una perra "cualunque" que ladraba sin parar y que no dejaba de morder a quien se le cruzara en el camino...incluso al pobre terrier que lo tenía espantado.

La idea me entusiasmaba, al volver de "visita" tendría otro animalucho para corretear aunque verdaderamente el detalle de que mordiera a diestra y siniestra no me causaba mucha gracia.

El 31 de diciembre a las 3 de la matina cuando les caí a mis viejos de sorpresa la sorprendida fui yo al escuchar los ladridos incontenibles de Nati. Ahí estaba la famosa perra, al otro lado de la puerta, parecía que iba ser la primera en recibime luego de mi aventura de más de dos años lejos de Villa Mitre...

Y así fue, en cuanto papá abrió la puerta ella salió a olerme, analizarme, parecía que estaba dispuesta a dar un examen, uno que aprobé al instante porque ese mismo día me adoptó como compinche de aventuras caseras, no nos separamos jamás, había cambiado compañero terrier de siestas por perra "cualunque" que buscaba desesperadamente alguien que la quisiera.

Yo la quise. Muchísimo.

La defendí de las "injusticias" hogareñas, más atención, menos retos, mejores bocados de comidas no permitidas para Whisky y no tanto para Nati...Yo la quise igual que a mi otro perro al instante, jamás hice diferencia.

Será que el otro es un bebé que va a cumplir 14 años esta semana, será que fue el primer canino en formar parte de la familia, será que es ultra malcriado, será que era imposible alcanzar a estar a su altura...A Nati todo le costaba el doble con todos menos conmigo.

Así nos fuimos acompañando, las dos caídas en la casa como personajes nuevos. Estoy convencida de que mi perra creyó que yo no había nacido en ese hogar sino que, como ella, había llegado a la familia ese mismo 2005 y por lo tanto me habrá adoptado por estar, aparentemente, en sus mismas circunstancias.

Sea como sea la dos nos llevábamos de maravillas, nos hablábamos hasta por los codos, caminábamos juntas los largos de la casa hacia todos lados, dormíamos, comíamos, leíamos, mirábamos tele, escuchábamos música, hablábamos por teléfono...para todo estaba Natum a mi lado...

Incluso amagué con traérmela al monoambiente al dejar la casa materna...Amagué porque la pobre había vivido toda su vida en un mono sin luz natural, hubiera sido una pena traerla a esta cajita de bombones si en realidad para ella el palacio de Whisky era ahora parte de su propio reino...con terraza y patio, andá a cambiarlo por el mono. No era negocio!

Así que jamás la traje, ni un fin de semana para un sleepover o para hacerle el aguante a la perra del 3ºC que ladra que da calambre...

Me arrepiento.

Me arrepentí en el momento en que el lunes pasado esperaba a que la atendieran en la facultad de veterinaria. Natum había dejado de hablar y caminar...de golpe no era la misma y por más que la médica nos dijo que no era una urgencia se le notaba en la mirada...

Se fue el miércoles al cielo de los perros (así me dijeron mis amigos, se ve que existe en serio).

Me gusta imaginar que ahí se encontró con otros queridos como Pinky, Tinky, Cody y un par más que todavía recordamos.

A Nati, mi fiel compañera, mi "hermana" canina, mi campanita, corazoncita de perru, perra con cortinados -dicho por Alexis-, perra con comillas -dicho por Vanina-, mezcla de zorrita, intrusa, metiche, peleadora, feminista (perra de armas tomar!), a mi Nati, con todo el cariño que puedo tener guardado, a ella, la nena de casa, a ella le dedico estos renglones de nostalgia que valdrán como suerte de homenaje.

Te quiero perrucha. Imposible que te vaya a olvidar...tu cintita rosa está conmigo. Ojalá la tía Dora ya te esté disfrutando.