sábado, abril 17, 2010

El día que volvieron a decirme que Papá Noel no existe...

Ayer Martín hizo de las suyas.

Ah claro, como no podía lidiar con la desilusión solo tuvo que compartir su despecho conmigo y así, de la nada soltó el comentario mal intencionado:

"Sabías que Francescoli en Uruguay es otra persona? Qué no lo respetan como lo respetamos nosotros?"

Zas! Con esa filita de palabras todas juntitas y combinadas el tipo arruinó la imagen de role model que yo tenía del Enzo, el príncipe.

Y resulta que la cosa seguía, explotaba en cadena, una bomba detrás de otra. Bum! Bum! Buuuuum!

Al negarme a entender, a saber, a comprender el muy malvado siguió con sus afirmaciones y para sostenerlas se valió de Taringa! para buscar secuaces que le dieran la razón y más argumentos a su favor. Aquí la prueba de un amigo charrúa que comentaba en un foro lo siguiente:


Bismarck_1871 dijo Más de 3 meses:
En Uruguay no es un ídolo. Todo lo contrario.
En el mundial de 1990, no asumió su responsabilidad en el partido con España. No pateó el penal, se lo dejó a Sosa (en cambio Forlan, en el partido con Ecuador, no le permitió a Cavani que tirara el penal).
Entre 1991 y 1993, lideró el grupo de jugadores que, manejados por su amigo y socio "paco" Casal, boicotearon el seleccionado que dirigía Luis Cubilla.
Desde 1999 y hasta la fecha, la empresa de la que es dueño junto con "paco" Casal y el "tano" Gutierrez, se apropiaron del todo el fútbol uruguayo. Es un monopolio aún mayor que el que tenía TyC en Argentina. No solo tienen los derechos exclusivos del fútbol, sino que son los "dueños"(no sólo representantes como eran antes) de los mejores jugadores del país, que compran a los empobrecidos clubes uruguayos y re-venden por millones al exterior.

Este tipo es de lo peor....

Y entonces se pinchó la burbuja. Papá Noel no trae los regalos y el Enzo es otro villano del deporte.

Sólo Sorín puede salvarme del bochorno. Y no, ni se animen a dejarme un comentario que manche mi imagen ideal del jugador de fútbol perfecto.

N. de la R. : y conste que no soy de River!